EL CABALLO:
TENDENCIA: YANG
COLOR: BLANCO
AMOR
Apasionados y disparatados en los momentos culminantes de cada una de esas grandes y fugaces pasiones, los caballo son uno de los símbolos emblemáticos de mayor inestabilidad afectiva y de mayor intensidad amatoria. Con su amor se construye un organismo entero que le acompaña para tal ocasión. Es decir, se enamora por una palabra, un roce, un deseo, y tobillos, omóplatos, clavículas, bazo, encéfalo, aorta, colon, bronquios y pómulos sufren la desaforada pasión. Se resienten los tejidos óseos la médula, los cartílagos, la dermis y los meniscos. Sufren y gozan todos los elementos del rompecabezas humano y la pasión se difunde quizá por ósmosis por todo el organismo. Después, cuando pasa la vorágine, queda la huella pesada y longeva del esfuerzo excesivo, del control perdido. Los caballos se enamoran de espejismos construidos a la medida de sus fantasías y las respuestas sentimentales se pierden, a veces, en el vacío, porque no hay real objeto de amores, sino una sensación siempre presente de que ahora es el momento, de que esta es la persona. Como si la ansiedad fuera una razón en lugar de un impedimento para la marcha de los sentimientos.
SALUD
No hay un mal propio de los caballo, como casi no hay una enfermedad externa que pueda atacar la salud de ningún ser, así, por designio del destino. Las debilidades más características es lo que debe preocupar y, en este caso, los excesos en la somatización son los enemigos interiores que acechan a los voluntario los caballo, siempre lanzados con un poco más de velocidad, de ansiedad a sus múltiples pero sucesivos objetivos vitales.
TRABAJO
Aquí tenemos a un lobo (o loba) solitario, a un buen y duro trabajador que no va a poder aguantar la presión de una tarea rutinaria o de una labor entre una masa de compañeros. Le horroriza por igual la burocracia y la masificación, casi tanto como le horroriza el fracaso. No se piense que el miedo no se debe a estos puntos abiertamente confesados. Desde luego, lo que no le asusta en absoluto es la cantidad o la calidad del trabajo, siempre que se pueda hacer en solitario, por libre, sin tener que estar sometido a otros controles que los de su responsabilidad. Por si fuera poco lo antedicho, digamos que el nativo del Caballo, este ser tan individual (que no individualista) necesita como el aire la sensación de estar creando el fondo o la forma de su trabajo. Es un liberal en todo y no podría dejar de ser un profesional, excelente, liberal con todo el riesgo que conlleva tal postura en la vida dura de nuestra sociedad.
AVENTURA
No es fácil definir el mundo de la aventura para un caballo, ya que sus límites están situados a lomos de otros mundos. Los caballo son unos fugitivos natos, no por temor sino por necesidad de estricta evasión, circunstancial al menos, de la vida cotidiana. Sus dimensiones no terminan en el terreno de lo concreto, sino que se extienden al otro lado de la frontera, en el terreno vecino de la fantasía o de los deseos y sus cabalgadas son más por una exigencia de permanecer incólumes que por conocer nuevos territorios.
CABALLO-MADERA
Los Caballo nacidos en 1918 y 1978 tienen por elemento a la Madera y esto hará al Caballo más pausado y sereno de lo que habitualmente aparece. Simbólicamente la madera nace con suavidad de la Tierra, su influencia es benigna y realista; incide en el nativo del signo que nos ocupa para frenar sus instintos ciegos, al menos en determinadas ocasiones.
CABALLO-FUEGO
Los Caballo que hayan nacido en 1942 tendrán la influencia del elemento Fuego. Se trata de una tendencia YANG sobre otra tendencia YANG, esto significa que la prisa y la actividad presidirán las acciones del nativo Caballo en la presente circunstancia. La viveza con que el Fuego se mueve incide en la fogosidad característica del animal emblemático Caballo. El resultado será siempre imprevisible y aparecerá cargado de ansiedad y de intranquilidad.
CABALLO-AGUA
Los Caballo nacidos en los años 1906 y 1966 tienen al Agua por elemento. Se trata de una tendencia YIN, el Agua, sobre una tendencia YANG, el propio Caballo. Algunas corrientes astrológicas asocian al Fuego, y no al Agua, este par animal/Elemento; y ello porque todas las tradiciones al referirse a la dualidad que nos ocupa, la denominan Caballo de Fuego. Tal dicotomía se resuelve en la Astrología moderna afirmando que, en este situación, además del elemento Agua hay que contar con la influencia del Fuego; esta situación tiende a desbordar, debido a su antagonismo, al nativo Caballo.
CABALLO-TIERRA
Los Caballo nacidos en el año 1930 tendrán por elemento a la Tierra y, ello, les confiere cierta intuición, tan desarrollada que, en ocasiones, sólo se oye referirse a ellos en términos de personas sumamente inteligentes. Sin embargo, no siempre obtienen resultados satisfactorios cuando emprenden alguna empresa para la cual, sobre todo, se necesita utilizar la inteligencia. Tal vez porque no son calculadores ni desconfiados permiten, en ocasiones, que ciertos arribistas de turno abusen de su valía.
CABALLO-METAL
Los Caballo nacidos en el año 1954 tendrán por elemento al Metal. El simbolismo emblemático de esta fuerza significa entereza y fortaleza en los momentos difíciles. El nativo de este signo, en las circunstancias mencionadas, se preocupará tanto de ayudar d los demás como a si mismo. lo cual le valdrá el reconocimiento de sus amistades y conocidos. No suele quejarse de la dureza de la vida y parece que prefiere la acción a la ociosidad.
SIMBOLISMO
Toda la preocupación por el saber a lo largo de los tiempos desemboca hoy en la aserción siguiente: El Universo empieza a parecerse más a un gran concepto que a una gran máquina. Desde la perspectiva del astrólogo, tal conclusión resulta tan antigua como la propia Astrología. Detrás de un concepto hay siempre un significado y no se sabe -al menos no se sabe en todos los casos- cuál de ellos será origen, causa, fin o, por el contrario, quien aparecerá como resultado, efecto, medio, etc. No obstante, el simbolismo del Caballo, y su conceptualización, resulta harto complejo; algunas leyendas ancestrales explican que hace casi dos mil años el Emperador Fu-Hi, cuando paseaba por la ribera del río Amarillo, descubrió un animal que a él le pareció fabuloso, pues poseía las características de dos especies, del Dragón y del Caballo. Este Caballo-Dragón, cubierto de escamas de color blanco y negro, las cuales formaban como una especie de figuras geométricas, llamó poderosamente la atención del Emperador, quien se dispuso a delinear los trazos que observaba en el cuerpo de aquel animal; el resultado fue la formación de un octógono con los trigramas (Pa Kua) y con el signo Yin y Yang (Tai-Ki). El dibujo confeccionado por el Emperador perdura hasta nuestros días, sin perder su fuerza simbólica, y forma parte del acervo cultural de la humanidad. Para otras tradiciones el Caballo significa la materialización, lo corpóreo, en oposición a lo espiritual, inmaterial e incorpóreo, conceptos estos detentados por el caballero. Se le asocia, también, con el predominio de los instintos sobre la conciencia y la razón; en este sentido simbolizaría aquella zona del mundo del inconsciente freudiano llamado el Ello. Algunas leyendas medievales relacionan al Caballo con colores diversos que encierran otros tantos significados y sentidos. Así, Caballo Negro simboliza la culpabilidad, la oscuridad y la tristeza; Caballo Blanco haría referencia a la actitud de inocencia y calma; Caballo Rojo sería el símbolo directo del sufrimiento físico, las heridas, la sangre y, en general, todo lo que tenga que ver con el dolor, tanto somático como psíquico. En ocasiones se habla, también, del Caballo Alado para referirse a la huida de la realidad, pues ésta se muestra desagradable; es sinónimo, además, de todo lo relativo a los sueños, a la fantasía, a la creación, a lo esotérico y a lo onírico.
AMOR
Apasionados y disparatados en los momentos culminantes de cada una de esas grandes y fugaces pasiones, los caballo son uno de los símbolos emblemáticos de mayor inestabilidad afectiva y de mayor intensidad amatoria. Con su amor se construye un organismo entero que le acompaña para tal ocasión. Es decir, se enamora por una palabra, un roce, un deseo, y tobillos, omóplatos, clavículas, bazo, encéfalo, aorta, colon, bronquios y pómulos sufren la desaforada pasión. Se resienten los tejidos óseos la médula, los cartílagos, la dermis y los meniscos. Sufren y gozan todos los elementos del rompecabezas humano y la pasión se difunde quizá por ósmosis por todo el organismo. Después, cuando pasa la vorágine, queda la huella pesada y longeva del esfuerzo excesivo, del control perdido. Los caballos se enamoran de espejismos construidos a la medida de sus fantasías y las respuestas sentimentales se pierden, a veces, en el vacío, porque no hay real objeto de amores, sino una sensación siempre presente de que ahora es el momento, de que esta es la persona. Como si la ansiedad fuera una razón en lugar de un impedimento para la marcha de los sentimientos.
SALUD
No hay un mal propio de los caballo, como casi no hay una enfermedad externa que pueda atacar la salud de ningún ser, así, por designio del destino. Las debilidades más características es lo que debe preocupar y, en este caso, los excesos en la somatización son los enemigos interiores que acechan a los voluntario los caballo, siempre lanzados con un poco más de velocidad, de ansiedad a sus múltiples pero sucesivos objetivos vitales.
TRABAJO
Aquí tenemos a un lobo (o loba) solitario, a un buen y duro trabajador que no va a poder aguantar la presión de una tarea rutinaria o de una labor entre una masa de compañeros. Le horroriza por igual la burocracia y la masificación, casi tanto como le horroriza el fracaso. No se piense que el miedo no se debe a estos puntos abiertamente confesados. Desde luego, lo que no le asusta en absoluto es la cantidad o la calidad del trabajo, siempre que se pueda hacer en solitario, por libre, sin tener que estar sometido a otros controles que los de su responsabilidad. Por si fuera poco lo antedicho, digamos que el nativo del Caballo, este ser tan individual (que no individualista) necesita como el aire la sensación de estar creando el fondo o la forma de su trabajo. Es un liberal en todo y no podría dejar de ser un profesional, excelente, liberal con todo el riesgo que conlleva tal postura en la vida dura de nuestra sociedad.
AVENTURA
No es fácil definir el mundo de la aventura para un caballo, ya que sus límites están situados a lomos de otros mundos. Los caballo son unos fugitivos natos, no por temor sino por necesidad de estricta evasión, circunstancial al menos, de la vida cotidiana. Sus dimensiones no terminan en el terreno de lo concreto, sino que se extienden al otro lado de la frontera, en el terreno vecino de la fantasía o de los deseos y sus cabalgadas son más por una exigencia de permanecer incólumes que por conocer nuevos territorios.
CABALLO-MADERA
Los Caballo nacidos en 1918 y 1978 tienen por elemento a la Madera y esto hará al Caballo más pausado y sereno de lo que habitualmente aparece. Simbólicamente la madera nace con suavidad de la Tierra, su influencia es benigna y realista; incide en el nativo del signo que nos ocupa para frenar sus instintos ciegos, al menos en determinadas ocasiones.
CABALLO-FUEGO
Los Caballo que hayan nacido en 1942 tendrán la influencia del elemento Fuego. Se trata de una tendencia YANG sobre otra tendencia YANG, esto significa que la prisa y la actividad presidirán las acciones del nativo Caballo en la presente circunstancia. La viveza con que el Fuego se mueve incide en la fogosidad característica del animal emblemático Caballo. El resultado será siempre imprevisible y aparecerá cargado de ansiedad y de intranquilidad.
CABALLO-AGUA
Los Caballo nacidos en los años 1906 y 1966 tienen al Agua por elemento. Se trata de una tendencia YIN, el Agua, sobre una tendencia YANG, el propio Caballo. Algunas corrientes astrológicas asocian al Fuego, y no al Agua, este par animal/Elemento; y ello porque todas las tradiciones al referirse a la dualidad que nos ocupa, la denominan Caballo de Fuego. Tal dicotomía se resuelve en la Astrología moderna afirmando que, en este situación, además del elemento Agua hay que contar con la influencia del Fuego; esta situación tiende a desbordar, debido a su antagonismo, al nativo Caballo.
CABALLO-TIERRA
Los Caballo nacidos en el año 1930 tendrán por elemento a la Tierra y, ello, les confiere cierta intuición, tan desarrollada que, en ocasiones, sólo se oye referirse a ellos en términos de personas sumamente inteligentes. Sin embargo, no siempre obtienen resultados satisfactorios cuando emprenden alguna empresa para la cual, sobre todo, se necesita utilizar la inteligencia. Tal vez porque no son calculadores ni desconfiados permiten, en ocasiones, que ciertos arribistas de turno abusen de su valía.
CABALLO-METAL
Los Caballo nacidos en el año 1954 tendrán por elemento al Metal. El simbolismo emblemático de esta fuerza significa entereza y fortaleza en los momentos difíciles. El nativo de este signo, en las circunstancias mencionadas, se preocupará tanto de ayudar d los demás como a si mismo. lo cual le valdrá el reconocimiento de sus amistades y conocidos. No suele quejarse de la dureza de la vida y parece que prefiere la acción a la ociosidad.
SIMBOLISMO
Toda la preocupación por el saber a lo largo de los tiempos desemboca hoy en la aserción siguiente: El Universo empieza a parecerse más a un gran concepto que a una gran máquina. Desde la perspectiva del astrólogo, tal conclusión resulta tan antigua como la propia Astrología. Detrás de un concepto hay siempre un significado y no se sabe -al menos no se sabe en todos los casos- cuál de ellos será origen, causa, fin o, por el contrario, quien aparecerá como resultado, efecto, medio, etc. No obstante, el simbolismo del Caballo, y su conceptualización, resulta harto complejo; algunas leyendas ancestrales explican que hace casi dos mil años el Emperador Fu-Hi, cuando paseaba por la ribera del río Amarillo, descubrió un animal que a él le pareció fabuloso, pues poseía las características de dos especies, del Dragón y del Caballo. Este Caballo-Dragón, cubierto de escamas de color blanco y negro, las cuales formaban como una especie de figuras geométricas, llamó poderosamente la atención del Emperador, quien se dispuso a delinear los trazos que observaba en el cuerpo de aquel animal; el resultado fue la formación de un octógono con los trigramas (Pa Kua) y con el signo Yin y Yang (Tai-Ki). El dibujo confeccionado por el Emperador perdura hasta nuestros días, sin perder su fuerza simbólica, y forma parte del acervo cultural de la humanidad. Para otras tradiciones el Caballo significa la materialización, lo corpóreo, en oposición a lo espiritual, inmaterial e incorpóreo, conceptos estos detentados por el caballero. Se le asocia, también, con el predominio de los instintos sobre la conciencia y la razón; en este sentido simbolizaría aquella zona del mundo del inconsciente freudiano llamado el Ello. Algunas leyendas medievales relacionan al Caballo con colores diversos que encierran otros tantos significados y sentidos. Así, Caballo Negro simboliza la culpabilidad, la oscuridad y la tristeza; Caballo Blanco haría referencia a la actitud de inocencia y calma; Caballo Rojo sería el símbolo directo del sufrimiento físico, las heridas, la sangre y, en general, todo lo que tenga que ver con el dolor, tanto somático como psíquico. En ocasiones se habla, también, del Caballo Alado para referirse a la huida de la realidad, pues ésta se muestra desagradable; es sinónimo, además, de todo lo relativo a los sueños, a la fantasía, a la creación, a lo esotérico y a lo onírico.